
Hace una semana estaba en la piscina y se me acercó una niña de dos años y yo, en un vano intento de empatizar con ella, intenté entablar una conversación sobre su muñeco:
- Uy, ¡qué muñeco tan bonito! Yo tenía uno igual.
- ¿Y dónde está?
- Pues... en casa.
- ¿Es que ya no juegas con muñecas?
- Mhm... no...
- ¿Y por qué no?
La primera contestación que se me pasó por la mente fue: "porque ya soy mayor..." y luego pensé "¡menuda tontería de respuesta! Sigo teniendo manos con las que poder jugar... Y si le digo que cuando eres mayor ya no juegas con muñecas, esta niña no va a querer crecer nunca...".
Tras un rato pensando qué le podía decir, le di la mejor respuesta posible (o al menos la más sincera):
- No lo sé.
- ¿Es que ya eres mayor?
Tres horas de coche, dos de avión y cuarenta minutos de tren después, seguía pensando qué le podía haber contestado... Y sigo sin encontrar mejor respuesta posible...
No hay comentarios:
Publicar un comentario